Tú, mi Alicia
Madrid, 5 de
mayo de 2013
Querida Alicia,
Soy Rafa. Sé que
llevamos tiempo sin hablar pero nunca me he olvidado de ti. Estoy seguro de que
todo te va bien, pues siempre fuiste una chica con suerte.
Las cosas no son como
las imaginaba. Cuando era pequeño y miraba al futuro, no esperaba que me fuera
a ir tan mal. Es algo inevitable, supongo. Tampoco he hecho nada para evitarlo.
Me dejé llevar por las circunstancias y aquí estoy.
Me casé con Susana, la
camarera del bar donde me dejaste. Coincidimos después y surgió. Aunque ninguna
ha sido tan especial como tú. Me gustabas porque eras diferente a los demás.
Eras espontánea e independiente, y vivías en tu propio mundo, un mundo creado
por ti y exclusivamente para ti. Eso me encantaba. Me pasaba horas mirándote y
jamás me aburría.
Te vi una vez, hace
unos años, mientras promocionabas tu libro. Tan pura y tan bella. Un ángel
caído del cielo para iluminarme la vida. Leí en una revista que te habías
casado con tu editor. Si me lo permites, no era adecuado para ti. Tú merecías
algo mejor. Sin embargo, lamento lo del divorcio y todo por lo que tuviste que
pasar. No tenía derecho a tratarte así.
He de reconocer que
verte con otro hombre me puso celoso. Me había hecho ilusiones de que, algún
día, serías mía y viviríamos felices en alguna casita en la montaña, aislados
del cruel mundo que nos rodea. No me malinterpretes, siempre te he deseado lo
mejor. En realidad, te he deseado enteramente a ti. Sabías qué hacer para
cautivarme. Aunque intentaras pasar desapercibida, conseguías que fuera incapaz
de apartarme. No te dabas cuenta, pero atraías a todo el mundo con el que
hablabas.
Antes de empezar a
salir, solía comentar con los chicos del equipo lo increíblemente atractiva que
eras. Y el hecho de que no te importase hacía que lo fueras aún más. Llevamos a
cabo una apuesta para ver a cuál de nosotros decías que sí. Qué suerte tuve
¿eh? ¡Quién me iba a decir que sería yo el elegido! Lo cierto es que fuiste una
bendición, ya que me cambiaste la vida por completo. Y, a pesar de cómo
acabamos, sigo pensando que eres la única cosa buena que he tenido.
Durante los años que
pasamos juntos estuve escribiendo una especie de libro de memorias, pues era
la forma más fácil de afrontar la realidad. Yo sabía que terminaría
perdiéndote, y si algo aprendí, es que nada dura eternamente. Ni siquiera el
amor. ¿O tal vez sí? Porque echo la mirada hacia atrás y no recuerdo un sólo
momento en que no te quisiera. Incluso después de tanto dolor y tanto
sufrimiento. Ocupabas continuamente mis pensamientos. Es tarde y, probablemente,
las palabras se las lleve el viento, pero debes saber que siempre te he amado. En
ningún momento has salido de mi cabeza. Mi preciosa Alicia. Alicia en su mundo
de las maravillas.
Los recuerdos que tengo
de ti permanecerán conmigo aun cuando me haya ido. Porque me voy. Me cuesta
reconocerlo, pero mi fin está más cerca de lo que quiero. No pienses que esta
carta ha llegado por casualidad. Llevaba meses dándole vueltas. Cuando me
dijeron que me moría, me viniste a la mente. Eres la única a la que se lo he
contado, pues mi corazón me decía una y otra vez
que debías saberlo. Tú y nadie más que tú. Mi verdadera razón de existencia. Tú me dabas fuerzas. Tú me hiciste fuerte y
resistente.
Tenía esperanzas de
verte algún día. Ver ese hermoso rostro de porcelana. Mi ángel, mi guardián. Ya
no soy aquel chico egoísta y vanidoso. Dejé de serlo hace
tiempo. Cambié por ti. Si a ti no te gustaba significaba que algo había mal en
mí. Me costó comprenderlo pero finalmente lo hice. Y eso tengo que agradecértelo.
Mi radar de vida.
Sí, tengo que
agradecerte mucho. Tengo que darte las gracias por enseñarme a ser mejor
persona. Por enseñarme a apreciar a los demás. Por saber alumbrarlo todo a tu
paso. Por devolverme la
ilusión, aunque fuera por un instante. Te doy las gracias por ser tan
diferente. Por hacer que me enamore de ti cada día.
Los últimos momentos de
vida los pasaré pensando en mi Alicia.
Te insto a que
experimentes cuantas cosas te sean posibles. Te aliento a que vivas al máximo.
A que disfrutes de las personas a quien conoces y que no dejes nunca de ser tú
misma. No pierdas a la chica de la que estoy enamorado. Estoy convencido de que
sabrás aprovecharlo.
Eternamente tuyo,
Escrito por Sara López.
Att: SMB
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