Señales en blanco y negro...

No sé ni siquiera cómo empezar. Recuerdo que solía mirarme con deseo. Lo notaba, notaba sus ojos clavados en mí. Y me gustaba sentirme así. Es una de esas sensaciones que te describen y que siempre quieres vivir. Supongo que hay cosas que tienen un límite y después se acaban. Los años han pasado tan rápido que apenas me ha dado tiempo a saborear la esencia de la vida. No hay vuelta atrás. Sólo queda mirar hacia delante. Aunque creas que es el final, siempre hay cosas que te sorprenden. Y su muerte fue una de ellas. Una de esas dagas que te cruzan el pecho y te dejan sin respiración. Una de esas noticias que nunca esperas. La sala era muy triste. Él no había sido así. Yo lo conocí en su mejor momento y sé, con total seguridad, que era un vividor. Su última mujer, quizás, no fue capaz de despertar esa parte de él que era tan característica. Dos hijas preciosas deja atrás. ¡Cómo desearía haber tenido esa vida con él! Me sentía una extraña, como si fuera la única que no ...